En el mundo virtual, es imprescindible saber manejar bien las redes sociales. Necesitamos estar atentos para que no seamos sorprendidos “durmiendo en la Red”, mientras deberíamos estar vigilando. Comparto algunos consejos que juzgo apropiados a fin de evitar problemas que atenten contra la imagen de nuestro ministerio y de nuestra iglesia.

No existe privacidad en la Red

Aunque tengamos cuidado, la información privada se transforma en pública. Cuanta más información coloquemos, cuanto mayor sea el número de contactos, menor es la privacidad.

Preserva tu integridad

La transparencia y la honestidad son valores que deben ser observados. De todos modos, ten cuidado con la exposición exagerada. Después de que algo es publicado, no es posible volver atrás. Incluso en un ambiente particular o familiar, corremos el riesgo de que en algún momento seamos considerados inadecuados; por eso, no permitas que sean producidas fotos o grabaciones que, en las redes sociales, puedan ser mal interpretadas.

Está atento a la invasión de la privacidad

Aunque no te sientas una celebridad, en las redes sociales hay muchas personas que desean saber más de lo necesario acerca de ti. Crea barreras contra esa exposición. Lo contrario también es verdad: respeta el derecho a la privacidad y la confidencialidad del otro.

Lo virtual afecta al mundo real

No existe un “yo virtual” y un “yo real”. Todos nos verán como lo que somos: una persona. Tienes que saber que todo lo que ocurre en el mundo virtual de alguna manera puede generar consecuencias en la vida real.

Cuida quiénes son tus contactos y los grupos en los que participas

Aquí podríamos aplicar aquel viejo dicho popular que reza: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Tus contactos podrán decir quién eres tú. Los grupos y los links que seguimos y a los que ponemos “Me gusta” dirán mucho sobre nuestro carácter.

Filtra mentiras y falsos perfiles

No respondas mensajes anónimos. No compartas información de fuentes dudosas. No des créditos a comentarios sin base. Antes de publicar o responder críticas, observa si realmente es necesario que lo hagas y si será, de alguna manera, relevante. El silencio casi siempre es la mejor alternativa. Las respuestas inadecuadas pueden reverberar durante mucho tiempo, generando una serie de problemas.

Ten propósitos claros

En Internet, la falta de un objetivo claro es el mayor peligro. Jamás uses las redes sociales como un simple entretenimiento. Existe mucha basura en el mundo virtual capaz de destruir vidas reales. La pornografía, los juegos y materiales ofensivos suman cada vez más víctimas. Todo en la red, cuando se accede o se publica, puede exponerte en cualquier momento.

No hagas comentarios ofensivos

Las redes sociales no son un diván, ni tampoco un foro político. No son lugares para desahogarse, ni para reprensiones o críticas a personas ni instituciones. En caso de dudas, sigue el principio bíblico que orienta al contacto personal.

No expreses opiniones que no sean necesarias

En una situación de conflicto, reflexiona en la posición oficial adoptada por la organización a la que perteneces. Hay muchas polémicas que se pueden encontrar (fácilmente) en la Red. Intenta no hacer comentarios sobre temas polémicos. Podemos ser mal interpretados. Usa el sentido común. Las peleas y las discusiones nunca produjeron ningún beneficio.

No intentes impresionar

La moda de la ostentación es solo para el mundo secular. Intentar impresionar a través de las redes sociales puede que no sea la mejor alternativa. Evita esa práctica, aun cuando tu objetivo sea presentar un informe del trabajo realizado. Las redes sociales no son la mejor herramienta.

Protege tu ministerio

Aunque el ministerio pastoral tenga sus dificultades peculiares, no enfatices eso en las redes sociales. Muchos no van a comprender tu punto de vista. Si notas que te has expuesto de una manera inadecuada, busca reparar esa situación de la manera más rápida posible. Si es posible, retira tu publicación, deja clara tu intención de corregirte.

Al tener estos cuidados, estamos protegiendo no solamente nuestro ministerio, sino también la organización a la que pertenecemos y el ministerio de nuestros compañeros. Considera que nuestro adversario anda siempre alrededor (1 Ped. 5:8); por eso, ¡nunca se puede ser demasiado cuidadoso!

Sobre el autor: pastor en Miraguaí, Río Grande do Sul, Rep. del Brasil.