Consideraciones sobre la redacción de los primeros cinco libros de la Biblia.

    Existen básicamente tres ideas sobre la autoría del Pentateuco: 1) Moisés escribió todo lo que está en él (incluyendo Deuteronomio 34, que habla sobre su propia muerte); 2) Moisés no escribió nada; el texto del Pentateuco es fruto de la compilación efectuada “por Esdras y sus asistentes en Babilonia, haciendo uso de una colección heterogénea de materias escritas, provenientes del período previo al exilio”;[1] y (3) el Pentateuco es de autoría mosaica, pero contiene algunas inserciones de escribas, con el objetivo de ayudar al lector a entenderlo mejor.

Autoría mosaica total

    La primera idea, que Moisés escribió todo el Pentateuco, no tiene sentido, ya que es obvio que hay textos que son claramente obra de otro autor. En primer lugar, tenemos el capítulo 34 del libro de Deuteronomio, que trata sobre la muerte de Moisés. ¿Podría haber escrito él mismo su propio epitafio? El tenor de ese capítulo deja en claro que fue otra mano la que detalló los momentos finales del profeta en la cumbre del monte Nebo: su estado físico (34:7), su muerte y el lugar de la sepultura (34:5-6), el luto de treinta días por parte de los israelitas (34:8), y la información en cuanto a que “nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara” (34:10).[2]

    Otro texto que muestra una autoría diferente de la de Moisés es el de Génesis 14:14, donde se dice que Abraham persiguió a los reyes que llevaban a Lot y a los demás cautivos “hasta Dan”. Observa, la Biblia nos dice que en el tiempo de Abraham la ciudad de Dan era llamada Lais (Jue. 18:27-29), o Lesem (Jos. 19:47). La ciudad de Lais/Lesem pasó a llamarse Dan recién después de que esta tribu la conquistara, lo que sucedió después de que los israelitas invadieran Palestina, alrededor de 1405 a.C. La actualización del nombre de la ciudad, que en el tiempo de Abraham y de Moisés se llamaba Lais/Lesem, ocurre más de cuatrocientos años después del período de Abraham.

Moisés no escribió el Pentateuco

    La segunda idea afirma que el Pentateuco no es de autoría mosaica, sino fruto de la compilación de Esdras durante el cautiverio en Babilonia.[3] Para comenzar la discusión, recordemos que esta idea degrada la persona de Moisés, quien para algunos teólogos de la alta crítica, tal vez nunca haya existido.[4] Así, se transforma en alguien incapaz de escribir los cinco libros que componen el Pentateuco, desconsiderando la información bíblica de que él “fue enseñado […] en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras” (Hech. 7:22).

    Quien niega la autoría mosaica del Pentateuco entra en choque con tres cuestiones extremamente importantes:[5]

El testimonio del Pentateuco

    El propio Pentateuco afirma que Moisés fue su autor. “Moisés escribió todas las palabras de Jehová” (Éxo. 24:4); “Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón. Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas” (Núm. 33:1, 2); “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel” (Deut. 31:9).

El testimonio del autor del libro de Josué

    “También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel” (Jos. 8:32).

El testimonio del Nuevo Testamento

    Aquí presentamos dos textos: “Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?” (Juan 5:46-47); “Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas” (Rom. 10:5). “Es difícil comprender cómo alguien puede aceptar la Teoría documental (que Moisés no escribió una palabra siquiera de la ley) sin atribuir o falsedad o error tanto a Cristo como a los apóstoles.”[6]

    Además de este triple testimonio, podemos mencionar también algunas evidencias internas en el Pentateuco para ver a Moisés como su autor.

Precisión en los detalles

    El texto señala hacia un testigo ocular, alguien que realmente participó de los eventos. Tales detalles estarían más allá del conocimiento de un autor que haya estado viviendo siglos después de estos eventos. Veamos dos ejemplos: 1) el número exacto de fuentes (12) y de palmeras (70) en el oasis de Elim (Núm. 33:9); 2) la apariencia del maná “como semilla del cilantro”, “su color como color de bedelio”, y su gusto “como sabor de aceite nuevo” (Núm. 11:7-8).

El autor de Génesis y de Éxodo conocía profundamente Egipto (como es esperable de alguien que participó del Éxodo)

     El autor de esos dos libros del Pentateuco conocía expresiones y nombres egipcios, tales como On (antiguo nombre de la ciudad de Heliópolis, ver Gén. 41:45); Pitón (“Casa de Atum”, una divinidad, ver Éxo.1:11); Potifera (“Dádiva de Ra”, el dios del sol, ver Gén. 41:45); Asenat (“La favorita de Neite”, nombre de una diosa y de la esposa de José, ver Gén. 41:45); Moisés (“Hijo de las aguas”, o la forma reducida de un nombre compuesto, cuyo inicio aludía a algún dios egipcio, como Tutmosis o Amose, ver Éxo.2:10); Zafnatpanea (“El dios habla que él puede vivir”,[7] nombre egipcio de José, ver Gén. 41:45); ’abrek, vocablo traducido en la versión Reina-Valera por “¡Doblad la rodilla!” (ver Gén. 41:43), que tal vez provenga de la palabra egipcia ’brk (“¡Cúrvate, oh corazón!”).

    El autor del Pentateuco consideraba

 Palestina como un territorio nuevo, que todavía debía ser conquistado por los israelitas.

    “Una vez que el Señor los haga entrar en la tierra de los cananeos y se la haya dado, conforme al juramento que les hizo a ustedes y a sus antepasados” (Éxo. 13:11, NVI).

    Julius Wellhausen, además, señala que “la atmósfera de Éxodo hasta Números es indudablemente la del desierto, y no la de un pueblo agrícola establecido en sus propiedades ancestrales ya hacía casi mil años”.[8]

Autoría mosaica con inserciones

    Por último, la tercera idea declara que el Pentateuco es de autoría mosaica, pero que algunos versículos son inserciones de escribas, como auxilio para el lector en el proceso de entender el texto.

    Como vimos en el análisis de la primera idea, se percibe que algunas informaciones no pueden ser de autoría mosaica, pero fueron adicionadas al Pentateuco por los opistas, para una mejor comprensión del texto.[9] Se nota que tales inserciones quiebran la secuencia natural del texto e introducen alguna explicación. En algunos casos, se observa la modernización de nombres antiguos de lugares y de ciudades.

    Veamos algunos ejemplos de inserciones o actualizaciones contenidas en el texto del Pentateuco.

Génesis 12:6

    “Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra”.

     En Génesis 13:7 aparece una expresión similar: “Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra”.

 Génesis 14:14

     “Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan”.

     Como ya fue mencionado, el vocablo “Dan” es un ejemplo de actualización o modernización de un nombre antiguo o que ya no era utilizado. Se consigna en el texto que Abram “siguió hasta Dan” a los reyes invasores, que estaban llevando cautivos a Lot y a su familia. Sucede que ni en el tiempo de Abram (cuando ocurrió aquella invasión) ni el de Moisés (quien relató aquel acontecimiento por escrito) hubo una ciudad con el nombre Dan. La ciudad recién fue llamada de esa manera cuando la tribu de Dan tomó la antigua Lais (Jue. 18:7, 14, 27, 29), o Lesem (otra manera de escribir ese nombre, ver Jos. 19:47), y le cambió el nombre. “El uso del nombre ‘Dan’ para la ciudad en tiempos más recientes (Gén. 14:14; Deut. 34:1) fue, sin duda alguna, obra de un escriba posterior, que sustituyó un nombre fuera de uso por otro de uso más corriente”.[10]

Génesis 47:11

    “Y José les dio terrenos en la mejor región de Egipto, para que vivieran en ella, tal como el faraón había ordenado. Así su padre y sus hermanos llegaron a poseer terrenos en la región de Ramsés” (RVR-95).

    Si el Éxodo ocurrióen el año 1445 a.C. (de acuerdo con 1 Reyes 6:1), cerca de dos siglos antes de la existencia del faraón Ramsés II (1299 – 1232 a.C.), entonces “Ramsés” es la actualización, realizada por un escriba, del nombre “Gosén”, antiguo nombre de esa localidad.

    También tenemos la información de que el antiguo nombre de la “tierra de Ramsés” era la “tierra de Gosén” (ver Gén. 45:10; 46:28-29, 34; 47:1, 4, 6, 27; 50:8; Éxo. 8:22; 9:26). De esa manera, la “tierra de Gosén”, que Moisés conoció y de la cual salieron los israelitas, fue más tarde actualizada por un escriba con la expresión “tierra de Ramsés”, obviamente, durante o después del reinado de Ramsés II.[11]

Éxodo 1:11

    “Entonces pusieron [los egipcios] sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramsés”.

    Siguiendo el mismo razonamiento anterior, si el éxodo ocurrió en 1445 a.C., entonces “Ramsés” también es la actualización, obra de un escriba, del antiguo nombre. La ciudad de Ramsés es identificada, por muchos egiptólogos, como Tanis (la ciudad de Zoá, en la Biblia, de acuerdo con Núm. 13:22). En el tiempo de los hicsos se llamaba Avaris, y ellos la transformaron en su capital. “Mucho tiempo después de la expulsión de ellos de Egipto, Ramsés II la aumentó, la embelleció y le dio su nombre”.[12]

Éxodo 16:35

    “Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.”

    El Comentario bíblico adventista menciona que esta información podría haber sido dada o por Moisés, un poco antes de su muerte, o por un escriba inspirado; probablemente, por Josué.[13] Sin embargo, el texto de Josué 5:10 al 12 excluye a Moisés como posible autor de esa información sobre la cesación del maná: “Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal [después de atravesar el río Jordán y, por lo tanto, ya establecidos en la tierra de Canaán], y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año”. De esta manera, se hace evidente que Moisés no pudo haber sido el autor de la información sobre la cesación del maná, quedando Josué como su probable autor.

Deuteronomio 34

    El tenor de todo este capítulo señala hacia una autoría no mosaica. No tiene sentido que Moisés haya escrito su propio epitafio, poco antes de su muerte.[14] En Deuteronomio 34:1 hay una importante información que muestra que alguien, después de la muerte de Moisés, agregó detalles al capítulo. Se trata de la mención: “Y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan”. De hecho, la región o la ciudad de “Dan” fue llamada de esa manera después de la conquista de la ciudad de Lais/Lesem por parte de los israelitas, después de haber entrado en Canaán (ver Jue. 18:27-29). Esa introducción (vers.1) al capítulo 34 establece su fecha a partir del tiempo en que los descendientes de Dan capturaron Lais y le cambiaron el nombre a “Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais” (Jue. 18:29).

    Además de esto, algunas expresiones en Deuteronomio 34 indican otra mano, diferente de la de Moisés, como la que escribió: 1) La información que dice que “nadie sabe, hasta hoy, el lugar de su sepultura” (vers. 6) demuestra el interés “de parte de los que sobrevivieron a Moisés con relación al lugar de su sepultura”;[15] 2) Los elogios contenidos en los versículos 10 al 12, como, por ejemplo, la expresión: “Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara”, parece más apropiado que hayan sido “por Josué o por alguna otra persona, y no por el propio Moisés”.[16]

    Como conclusión a estas consideraciones, podemos reafirmar nuestra creencia con respecto a la autoría mosaica del Pentateuco. Las actualizaciones, o modernizaciones, de nombres, la inserción de expresiones explicativas, tienen meramente el papel de aclarar, aún más, el texto mosaico, para el beneficio de sus lectores de todas las épocas.

Sobre el autor: Profesor de Teología en UNASP, Ingeniero Coelho, San Pablo (Brasil).


Referencias

[1] G. L. Archer Jr., Merece Confiança o Antigo Testamento? (San Pablo, San Pablo: Vida Nova, 1991), p. 483.

[2] Ibíd., p. 465.

[3] A. De Pury (Ed.), O Pentateuco em Questão (Petrópolis, Río de Janeiro: Vozes, 1996), p. 19.

[4] Ibíd., p. 20.

[5] G. L. Archer Jr., Merece Confiança o Antigo Testamento?, pp. 497-508.

[6] Ibíd., p. 498.

[7] Ibíd., p. 448.

[8] Ibíd., pp. 504, 505.

[9] Francis D. Nichol, ed., The Seventh-Day Adventist Bible Commentary (Mountain View, California: Pacific Press, 1979), t. 8, p. 202.

[10] Ibíd., p. 262.

[11] Ibíd., p. 498.

[12] Ibíd., p. 497.

[13] Ibíd., p. 582.

[14] Ibíd., p. 1077.

[15] Ibíd.

[16] Ibíd.