La salud del pueblo de Dios en el tiempo del fin

    El propósito de este artículo es presentar, desde la perspectiva de la Biblia y los escritos de Elena de White, el estilo de vida saludable que Dios recomienda a su pueblo en el tiempo del fin. El texto está dividido en tres secciones. La primera parte expone el estilo de vida innovador y revolucionario que el Señor indicó a Israel en preparación para su entrada a Canaán. Luego, analiza el estilo de vida recomendado por Dios, el mensaje adventista sobre la salud conforme lo enseñó Elena de White. Finalmente, se propone una reflexión sobre el estilo de vida saludable recomendado por Dios a su iglesia mientras trabaja para preparar a un pueblo para el regreso de Cristo y su entrada en la Canaán celestial.

Principios bíblicos de una vida saludable

    Después de que Dios liberó sobrenaturalmente a Israel de la esclavitud en Egipto, Moisés y el pueblo alabaron a su Libertador (Éxo. 15:1-21). Cantaron sobre el amor y el poder ilimitados del Señor, “magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios” (vers. 11).

    Sin embargo, el pueblo cambió repentinamente, después de sufrir una doble frustración (Éxo 15:22-25). Primero, no encontró agua durante tres días; segundo, cuando encontró agua, no era apta para el consumo. El Israel liberto, pero deshidratado, perdió la confianza en su Libertador y presentó una queja contra Moisés.

    Nuevamente Dios solucionó el problema de su pueblo. Señaló una planta que haría potable el agua contaminada, e Israel podría saciar su sed. En Mara, las aguas amargas fueron transformadas en agua dulce. Entonces el Señor “allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó” (vers. 25).

    Observa que, en este contexto de purificación milagrosa del agua por medio de un recurso natural, Dios anunció un sistema de salud y propuso un estilo de vida que tendría como recompensa la protección y la prevención de enfermedades, así como la sanidad y la promoción de la salud: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxo. 15:26). Después de dar esta promesa a Israel, el pueblo continuó viajando, y en Elim recibió la bendición de encontrar doce fuentes y setenta palmeras (Éxo. 15:27).

    Esa orientación divina, que constituía un mandamiento con promesa, es la base del sistema de salud y del estilo de vida saludable propuesto por él a su pueblo. Dios afirma que la dinámica salud-enfermedad depende en gran medida de la adhesión o no adhesión a sus leyes. La salud es la recompensa por la obediencia, mientras la enfermedad es el resultado de la desobediencia.

    El estilo de vida que el Señor propone a su pueblo es que “oiga atentamente”; “haga lo recto”; “escuche sus leyes naturales y espirituales”; y viva de acuerdo con ellas. Moisés repitió esta misma propuesta antes que Israel entre en Canaán: “Por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, […] quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren” (Deut. 7:12, 15).

    En Deuteronomio 28 al 30 el tema se amplía. El resultado del primer sistema de salud organizado fue un éxito. Cuando los hijos de Dios confiaron en la promesa e hicieron su parte, “no hubo en sus tribus enfermo” (Sal. 105:37). Al vivir conforme al estilo de vida propuesto por el Señor, basado en la confianza total en su Creador y en la obediencia a sus leyes morales y naturales, fueron recompensados con salud plena.

    En el contexto histórico del siglo XV a.C. el sistema de salud organizado por Dios y su propuesta de estilo de vida para su pueblo eran revolucionarios, extraordinarios y únicos. En aquella época, las naciones que estaban alrededor de Israel creían que la salud y la enfermedad eran el resultado de las interacciones de las fuerzas sobrenaturales que estaban más allá del control humano.[1]

    Por lo tanto, las diferentes deidades luchaban entre sí y la humanidad recogía las consecuencias, que frecuentemente se expresaban en términos de saludo o enfermedad, para bien o para mal. Las personas, por lo tanto, eran sujetos pasivos de la distribución de salud y enfermedad en sus poblaciones. A ellas les quedaban las siguientes actitudes: pacificar a los dioses u obtener su favor por medio de sacrificios, que a veces incluían ofrendas humanas; y protegerse usando artes, trucos y rituales mágicos.

    En ese contexto, ¡cuán revolucionario fue el hecho de que Dios colocara la dinámica de la salud y de la enfermedad, en gran parte, en manos del pueblo! Salud y enfermedad, en la estrategia divina, no dependían de las fuerzas sobrenaturales o las deidades, sino de las decisiones y acciones individuales en relación con la adhesión o no a las leyes que el Creador había establecido.

Mensaje adventista de salud

    El estilo de vida revelado por Dios a Israel antes de su entrada en Canaán fue sistematizado y aplicado a nuestro tiempo por intermedio del ministerio de Elena de White. Se lo conoce como la “reforma pro salud”, “mensaje de salud” o “mensaje adventista de la salud”.[2] El propósito de Dios al dar este mensaje a su pueblo fue (1) “disminuir el sufrimiento que existe en nuestro mundo”;[3] (2) “purificar su iglesia” en su preparación para entrar a la Canaán celestial;[4] y utilizarlo como cuña de entrada para la evangelización, porque “si la gente ve que somos inteligentes con respecto a la salud, estará más lista a creer que somos ortodoxos en materia de doctrinas bíblicas”.[5] Estos tres propósitos están insertos en un contexto escatológico.

    ¿Que incluye el mensaje de salud? Incluye todo el estilo de vida; es un mensaje muy amplio que abarca hábitos de saneamiento e higiene, comportamiento personal y modo de tratamiento de las enfermedades. Abarca todas las dimensiones de la vida, en todas sus edades. En el mensaje de salud no hay lugar para enfatizar solo un hábito en particular, sino todo el estilo de vida.

    Aquí presentamos una vislumbre del contenido del mensaje adventista de salud. Comienza con el cuidado de las influencias físicas y emocionales prenatales de la madre en el niño que moldean su mente y carácter;[6] el peso adecuado del bebé al nacer, resultante de la ingesta de alimentos más nutritivos;[7] y la importancia de amamantar como alimento ideal en la primera fase de la vida infantil.[8]

    Después continúa con la promoción de una alimentación rica en cereales, frutas, nueces y verduras, preparados de la manera más natural posible, cuyo resultado es vigor físico y mental mayor que el de cualquier otra dieta.[9] Además, el mensaje de salud adventista enfatiza la importancia de la actividad física y su impacto no solo en el aspecto físico, sino también en las dimensiones mental y espiritual, al afirmar que “tanto el vigor mental como el espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas”.[10]

    También promueve el cuidado de la salud mental por medio de actitudes correctas: “Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. […] Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento, el remordimiento, la culpa y la desconfianza, todo tiende a menoscabar las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte”.[11]

    Además, el mensaje de salud apoya la medicina porque “Cristo es el verdadero jefe de la profesión médica”.[12] Y fomenta la promoción de la salud pública, declarando que los profesionales del área deben capacitar a pastores y miembros de iglesia sobre cómo cambiar hábitos de salud y suministrar tratamientos simples para curar las enfermedades mientras cumplen la misión.[13]

    Finalmente, el mensaje adventista de salud ilustra la dinámica de la curación eficaz, enseñando que el paciente debe buscar la causa de su enfermedad, corregirla y cooperar con los agentes naturales usados por Dios para su restauración.[14]

    El propósito fundamental de este mensaje es llevar a las personas a alcanzar una vida plena. La vida abundante prometida por Jesús (Juan 10:10) puede obtenerse al aceptar y practicar las orientaciones reveladas por Dios. Solo Cristo da salvación y vida eterna a las personas y les suma calidad y cantidad de vida cuando viven de manera saludable.

    Solo aquellos que fueron transformados por la gracia de Dios y capacitados por su Espíritu logran vivir un estilo de vida en armonía con sus leyes naturales y morales. Jesús es “Jehová tu sanador” de Éxodo 15:26, que dio el mensaje de salud a fin de contribuir a la preparación del carácter de su pueblo para esta vida y la futura. “Todo lo que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un carácter equilibrado”.[15]

El estilo de vida en el tiempo del fin

    Dios presentó orientaciones sobre la salud a su pueblo como parte de la preparación para la entrada en la Canaán terrenal. La dinámica de salud y enfermedad dependía en gran medida del estilo de vida de Israel. El Señor nuevamente presenta esas orientaciones por medio del mensaje adventista de salud, en la preparación para entrar en la Canaán celestial y como medio eficaz para cumplir la misión de anunciar el evangelio a todas las personas (Mat. 24:14).

    En estos días en los que las señales anuncian la venida de Jesús, la ciencia corrobora el estilo de vida que el Señor presentó a su pueblo hace 3.500 años, demostrando que la dinámica de salud y enfermedad depende en gran medida de la responsabilidad individual en las elecciones y las prácticas diarias; esto es, desde el punto de vista bíblico, de la adhesión o no a las leyes de salud dadas por Dios.

    El Nuevo Testamento refuerza el mismo concepto al decir: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23). De este modo, cuando conservamos la salud, todo el ser, incluyendo la dimensión física, es santificado por Dios y preservado sin defectos, lo que sugiere un estilo de vida saludable para tener una vida plena y cumplir la misión.

    El estilo de vida saludable propuesto por el Señor es apropiado para el tiempo del fin, a fin de traer alivio y bendición en medio del sufrimiento, salud y curación en medio de pandemias globales incontrolables. El mensaje adventista de salud, que contribuye a preparar el carácter de aquellos que están caminando en dirección a la Canaán celestial, exige respeto en lugar de burlas, admiración en lugar de desprecio, gratitud en lugar de indiferencia, amor y tacto en su promoción en lugar de críticas y asperezas. Y la decisión de aprender más, cambiar de actitud y practicar gradual y progresivamente sus orientaciones.

Sobre el autor: Director de la Escuela de Posgraduación de la Universidad Peruana Unión, Perú.


Referencias

[1] Dorothy Porter, Health, Civilization and the State: A history of public health from ancient to modern times (Londres: Routledge, 1999).

[2] Cesar Gálvez, Poder para cambiar los hábitos de salud de manera agradable y para siempre (Lima: Editorial Imprenta Unión, 2002).

[3] Elena de White, Consejos sobre la salud (Florida, Bs.As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2014, p. 441.

[4] Ibíd.

[5] Elena de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Florida, Bs. As. : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2013), p. 90.

[6] Elena de White, El ministerio de curación (Florida, Bs.As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), p.  288.

[7] Elena de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2013), pp. 241-246.

[8] Elena de White, El ministerio de curación (Florida, Bs.As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 297.

[9] Ibíd., p. 228

[10] 10 Elena de White, La educación (Florida, Bs. As.:Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), p. 195.

[11] Elena de White, El ministerio de curación (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 185.

[12] Ibíd., p. 75.

[13] Elena de White, El ministerio de la bondad (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), p. 131.

[14] Elena de White, El ministerio de curación (Florida,Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), pp. 76, 77, 180

[15] Elena de White, La educación (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), p. 195.