La salud mental del pastor y la pandemia.

La mayoría de las personas coincide en que la COVID-19 alteró drásticamente su vida, redefiniendo de muchas maneras lo que se ha dado en llamar “nueva normalidad”. Hasta el momento, la enfermedad se ha cobrado la vida de millones de personas, puso al mundo cabeza abajo y expuso a los pastores a un nuevo tipo de agotamiento. A causa de la pandemia, todos experimentamos cambios relacionados al trabajo, la vida familiar, la estabilidad económica, las relaciones y la salud.[1]

Esta crisis sacó a los miembros de sus lugares habituales de adoración y alteró la koinonía, la comunión de los creyentes. Esto generó la adopción de cultos online, reuniones con un número reducido de personas y adoración en casa. En general, los pastores no han sido preparados para los desafíos de administrar una iglesia virtual, ¡menos aun un distrito de iglesias virtuales!

Además, los cambios en la manera en la cual los ministros prestan servicios religiosos aumentaron su carga de trabajo, destruyeron muchos de los límites que tenían antes de la pandemia y alteraron el descanso que generalmente experimentaban en casa, ahora transformada en estación de trabajo primaria.[2] La situación de pastores inundados con llamadas, correos electrónicos, mensajes de texto, WhatsApp y contactos a través de otras plataformas coincide con una investigación de la Universidad Monmouth, en Nueva Jersey, que indica que el 55 % de la población en general informó niveles más elevados de estrés.[3]

Bienestar mental

La salud mental es imprescindible durante la crisis de la COVID-19, no solo por ser un factor de la calidad de vida, sino también debido a la noción de que “la enfermedad mental fue llamada la pandemia del siglo XXI”.[4] Por eso, perjudicamos a los pastores si hablamos de salud sin considerar la salud mental. De hecho, no puede haber verdadera salud sin ella. Por lo tanto, ¿cómo están cuidando su salud psicológica los pastores durante esta pandemia?

De acuerdo con la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, “los trastornos mentales generalmente están asociados a sufrimiento significativo en actividades sociales u ocupacionales, entre otras”.[5] Los problemas provocados por la pandemia probablemente producirán sufrimiento significativo, el precursor de los trastornos mentales. Como pastores, es vital comprender que la enfermedad mental no discrimina por religión, edad, género, color, raza, nacionalidad, situación financiera, herencia, ocupación, ideología política, estado civil o cualquier otra categoría o característica. En otras palabras, la enfermedad mental no hace acepción de personas.

Dos pastores describieron su experiencia en la pandemia “como una sensación de sobrecarga avasalladora” y con “nuevos niveles de irritación y estrés”.[6] Un estudio realizado con 400 pastores en este período señaló que están preocupados por las finanzas (26 %), los desafíos tecnológicos (16 %), por ofrecer cuidado pastoral remoto (12 %) y por la falta de acceso de los miembros a la tecnología (11 %).[7]

La crisis actual hace a los pastores más vulnerables a enfermar a causa de eventos traumáticos resultantes de sus situaciones personales y familiares, así como a su continua exposición a informaciones lamentables compartidas por los miembros de iglesia, necesitados de cuidado pastoral. En consecuencia, es muy importante que los pastores implementen estrategias para cuidar de su salud mental durante este período de ansiedad, miedo e incertidumbre.

Cuidado de la salud mental

Como profesionales, los pastores necesitan reconocer que, si no preservan su salud mental, no tendrán la fuerza psicológica para cuidar adecuadamente a otras personas.[8] Aunque el impacto negativo de la pandemia sea un tipo único de agotamiento o estrés, existen ocho estrategias que pueden reducir sus efectos adversos y mejorar el bienestar psicológico general.

Mantén el equilibrio entre la vida personal y profesional. El hecho de que los pastores “muchas veces colocan las necesidades de los demás por encima de las suyas”[9] es un claro indicador de que necesitan equilibrar el trabajo y la vida personal. Ese equilibrio reduce los costos médicos,[10] genera compromiso,[11] aumenta la satisfacción en el trabajo[12] y mejora la productividad,[13] lo que probablemente reducirá el nivel de estrés de los pastores y mejorará su bienestar psicológico. Así, las iglesias que invierten en estrategias para apoyar el equilibrio entre trabajo y vida pastoral benefician tanto al ministro como a su comunidad.

Gestiona el estrés y las crisis de forma eficaz. La gestión adecuada del estrés incluye saber adaptarse, reconocer y buscar ayuda para resolver los problemas, ver las crisis como desafíos y oportunidades, y estar abierto a cambios y resiliencia.[14] Cuando se trata del modo correcto al estrés, puede llevar a la felicidad, salud, eficacia en el trabajo y menos enfermedades mentales.[15] Por lo tanto, es fundamental que los pastores regulen sus niveles de estrés y administren las crisis con éxito.

Ten un amigo en el ministerio. Tener un amigo con quien el pastor pueda hablar abiertamente y con seguridad es extremadamente importante para su bienestar mental. El apoyo social de un colega de confianza es una protección contra los estresores del trabajo.[16] Esto es muy importante para gestionar el estrés, promover el brainstorming, motivar el feedback constructivo y fomentar el apoyo de los colegas.

Sé agradecido. La Biblia nos incentiva a dar gracias en todas las circunstancias (1 Tes. 5:18). La gratitud correlaciona con un mejor humor y descanso, menos fatiga y más eficacia,[17] así como con un mejor bienestar mental, mayor apoyo social y afrontamiento adaptativo.[18] La gratitud es, esencialmente, “una emoción positiva benéfica para el funcionamiento positivo, así como para ampliar y construir otras emociones positivas que, a su vez, resultan en un aumento del bienestar emocional”.[19]

Ejercita. Un entrenamiento físico de 30 a 60 minutos sirve como calmante y produce endorfinas, la hormona de la felicidad. Los pastores que hacen ejercicio al menos tres veces por semana reducen el riesgo de agotamiento emocional en un 25 %.[20] Un estudio sobre el ejercicio y la salud mental descubrió que las personas que hacían ejercicio tenían alrededor de 1,5 días menos de problemas de salud mental que en el mes anterior en comparación con los que no hacían ejercicio.[21] Está claro que la actividad física es clave para disminuir el estrés y promover la salud mental de los pastores.

Descansa. Los adventistas del séptimo día entienden la importancia de apartar un día semanal de descanso, el séptimo día. El pastor debe tener períodos de descanso semanal y vacaciones anuales para desestresar, reequipar, reorientar su ministerio y profundizar la conexión con su bien terrenal más importante, la familia.

Atiende la salud mental. Hablar con un profesional de la salud mental es esencial para la salud psicológica de los pastores. Si el malestar psicológico de los ministros interfiere en sus relaciones personales, profesionales y sociales, o en otras actividades importantes, es probable que deban acudir a un especialista. Es imprescindible tener en cuenta que los servicios de salud mental no son solo para los que tienen trastornos identificados, sino también para todos los que necesitan ayuda para afrontar cuestiones como las transiciones vitales, el duelo y la pérdida, las preocupaciones por los padres, los objetivos personales y la elección profesional.

Ten esperanza. La esperanza se define como “la creencia que tu futuro puede ser mejor que tu pasado, y tú desempeñas un papel para lograrlo”.[22] La esperanza se vincula con el bienestar psicológico general y con la resiliencia.[23] Amortigua el estrés y la adversidad, mitiga los efectos negativos del trauma y es el mejor promotor de una vida bien vivida.[24] Los pastores pueden encontrar esperanza en Dios (Sal. 71:5), en su Palabra (Sal. 119:114), en su misericordia (Sal. 147:11) y, finalmente, en la segunda venida de Cristo (Tito 2:13). Es esencial que los ministros comprendan que pueden vivir sin comida durante tres semanas, sin agua por tres días y sin oxígeno durante tres minutos, pero no podrán vivir ni un segundo sin esperanza. Por lo tanto, digo a los pastores: ¡hablen de esperanza, anden en esperanza, piensen en la esperanza, prediquen la esperanza y zambúllanse en la esperanza!

Sobre el autor: director de cuidados pastorales de la AdventHealth Manchester, Estados Unidos.


Referencias

[1] David Burke, “Pastors Facing Additional Stress, Depression, Anxiety During Pandemic”. Disponible en <bit.ly/3bTJvBI>, consultado el 10/10/2020; Simon Dein et al., “COVID-19, Mental Health and Religion: An Agenda for Future Research”. Disponible en <bit. ly/3lskIYw>, consultado el 17/3/2021; Aaron Earls, “Pastors’ Views on How COVID-19 is Affecting Their Church”. Disponible en <bit.ly/3lpwTW6>, consultado el 17/3/2021; “Monmouth Poll: Covid-19 Impact Intensifies”. Disponible en <bit.ly/3cN3b9T>, consultado el 17/3/2021.

[2] Tess Schoonhoven, “Pastors Face Mental Health Challenges in COVID-19 Pandemic”. Disponible en <bit.ly/3bWecXd>, consultado el 17/3/2021; Burke, “Pastors Facing Additional Stress”, 2020.

[3] “Monmouth Poll: Covid-19 Impact Intensifies”.

[4] Andrea K. Witterborn et al., “Strengthening Clinical Research in Marriage and Family Therapy: Challenges and Multilevel Solutions”. Disponible en <bit.ly/38PM467>, consultado el 17/3/2021.

[5] American Psychiatric Association, The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Arlington, VA: American Psychiatric Association, 2013), p. 20.

[6] Schoonhoven, “Mental Health Challenges”.

[7] Earls, “Pastors’ Views on How COVID-19 is Affecting Their Church”.

[8] Marlon Robinson, “In Pursuit of Self-Care: Health and Well-Being for the MFT”, Family Therapy Magazine 14, n. 4, julio de 2015, p. 25.

[9] Crystal Mary Burnette, “Burnout Among Pastors in Local Church Ministry in Relation to Pastor, Congregation Member, and Church Organization Outcomes” (Tesis de doctorado, Clemson University, 2016), p. 41.

[10] Sunday Azagba y Mesbah Sharaf, “Psychosocial Working Conditions and the Utilization of Health Care Services”. Disponible en <bit.ly/2QbX3QF>, consultado el 17/3/2021.

[11] Azagba y Sharaf, “Psychosocial Working Conditions”.

[12] Michelle M. Arthur, “Share Price Reactions to Work- Family Human Resource Decisions: An Institutional Perspective”, Academy of Management Journal 46, n. 4, agosto de 2003, p. 497-505.

[13] Mental Health America, “Work Life Balance”. Disponible en <bit.ly/3tuGZYH>, consultado el 12/7/2020; E. Jeffrey Hill et al., “Influences of the Virtual Office on Aspects of Work and Work/ Life Balance”. Disponible en <bit.ly/3vwrEsB>, consultado el 17/3/2021.

[14] Sylvia M. Asay y John DeFrain, “The International Family Strengths Model”. Disponible en <bit. ly/30VMV0F>, consultado el 17/3/2021.

[15] Eluned Gold et al., “Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR) for Primary School Teachers”, Journal of Child and Family Studies 19, n. 2, abril de 2010, pp. 184-189.

[16] Burnette, “Burnout Among Pastors”.

[17] Paul J. Mills et al., “The Role of Gratitude in Spiritual Well-Being in Asymptomatic Heart Failure Patients”, Spiritual Clinical Practice 2, n. 1, marzo de 2015, pp. 5-17.

[18] Chih-Che Lin, “Impact of Gratitude on Resource Development and Emotional Well-Being”, Social Behavior and Personality 43, n. 3, abril de 2015, pp. 493-504.

[19] Lin, “Impact of Gratitude”.

[20] Benjamin R. Doolittle, “The Impact of Behaviors Upon Burnout Among Parish-Based Clergy”, Journal of Religion and Health 49, n. 1, marzo de 2010, pp. 88-95.

[21] Sammi R. Chekroud et al., “Association Between Physical Exercise and Mental Health in 1.2 Million Individuals in the USA Between 2011 and 2015: A Cross-Sectional Study”, The Lancet Psychiatry 5, n. 9, agosto de 2018, pp. 739-746.

[22] Casey Gwinn e Chan Hellman, “Dr. Seuss, Resilience, and the Science of HOPE”. Disponible en <bit. ly/3cHbd3T>, consultado el 17/3/2021.

[23] Ricky T. Munoz et al., “Adverse Childhood Experiences and Posttraumatic Stress as an Antecedent of Anxiety and Lower Hope”, Traumatology 24, n. 3, 2018, pp. 209-218.

[24] Gwin, “Science of HOPE”.