Nuestro templo de Catamarca, Argentina, se erigió hace poco, con mucha fe en Dios y en su promesa de acompañar a los suyos hasta el fin del mundo en su cometido de predicar el Evangelio a toda criatura. Se tomó la decisión de edificarlo en virtud de la necesidad de hacer algo en favor de los catamarqueños, y como no se encontró otra solución más apropiada, quedó un solo camino a seguir: edificar.

El 27 de agosto de 1953 se inició la construcción con todo entusiasmo y amor cristiano. El trabajo prosiguió sin mayores inconvenientes por espacio de siete meses; pero luego vino un período de preocupaciones debido a que los fondos destinados se habían agotado y hubo que suspender la construcción por algún tiempo. Felizmente, esa interrupción no duró mucho; se superaron todas las dificultades, y el 14 de mayo de este año se consagró el templo. Inmediatamente se inició el primer esfuerzo público en Catamarca, a cargo del evangelista pastor Salim Japas, quien, con todo éxito, desarrolló un ciclo de conferencias por espacio de tres meses, dictando tres conferencias semanales.

El 30 de julio fue un día de emociones inolvidables para los que tuvimos la oportunidad de colaborar en dicho esfuerzo evangélico: dos almas se unieron a la iglesia de Dios mediante el bautismo. Ellas inauguraron el bautisterio del templo. El 20 de agosto fue otro día grande que nos llenó de regocijo: otras diez almas dieron el paso solemne para sellar su suerte con el remanente de Dios en la tierra.

El pastor Japas ya regresó a Buenos Aires para reanudar sus actividades y el que suscribe continúa dictando dos conferencias semanales. Esperamos que otras diez almas se unan a la iglesia a fin de año.

El templo tiene capacidad para 150 personas sentadas; confiamos que no pase mucho hasta que se vea colmado. Actualmente asisten a los cultos de los sábados unas cuarenta personas. El Evangelio triunfa a pesar de la oposición enconada de los enemigos de la verdad, y triunfa porque la obra de Dios en la tierra debe concluirse en esta generación.

Sobre el autor: Pastor de la iglesia de Catamarca, Argentina.