No son pocos los que piensan que la era de la evangelización ha terminado. [1] Desde los días del Edinburgh World Missionary Conference (1910) hasta ahora, el pensamiento protestante ha sufrido notables cambios en lo referente a la gran comisión dejada por Jesucristo. New Delhi (1961), México (1963), Uppsala (1968), Montreux (1970), Bangkok (1972-1973), Nairobi (1975), para citar algunas reuniones de las más significativas, han sido testigos de un gradual abandono de parte del Concilio Mundial de Iglesias de los conceptos tradicionalmente aceptados sobre evangelización. Pese al Berlin Congress on Evangelism (1966), Minneapolis Congress (1968), Jerusalem Prophecy Conference (1971), Expío 72, Dallas, Key 73 y The International Congress on World Evangelization, de Lausanne (1974) con sus intentos por mantener vigente la responsabilidad misionera y evangelizadora, el mundo protestante ha decaído al respecto. No son pocas las denominaciones que están siendo absorbidas por la preocupación de proveer de reivindicaciones económicas, políticas y sociales a los menos favorecidos utilizando métodos tradicionalmente considerados al margen del Evangelio.

 La Iglesia Adventista del Séptimo Día todavía conserva su interés por la evangelización, aun cuando en ciertos sectores del campo mundial parece haber un languidecimiento del mismo, y en otros un motivo de preocupación. De hecho, el gran desequilibrio entre empleados administrativos (que son una abrumadora mayoría) y los que están directamente dedicados a la proclamación del mensaje, podría ser un indicio de que la savia evangelizadora debiera ser reactivada.

 El documento Evangelismo y la Terminación de la Obra,[2] publicado en 1976 por la Asociación General habla tanto de la firme determinación del más alto cuerpo de la iglesia de mantener vivo el evangelismo dentro de los cánones bíblicos, como de la captación de algunos signos de enfriamiento en dicho terreno.

 Las dos divisiones de habla hispana estarían dando indicios de una creciente convicción y fervor en la línea de la evangelización pública. El tenor de los documentos votados en los últimos años en la División Interamericana, y respaldados por el éxito en la ganancia de almas; los documentos sobre penetración, que en forma gradual vienen impulsando las actividades de la División Sudamericana en los últimos años, especialmente el plan para el quinquenio votado en noviembre de 1980; son todos hechos claros que muestran tanto la convicción como el interés en la evangelización de estas dos divisiones del campo mundial.

 Pero más que con documentos, la Iglesia tendrá que decirlo a través de un ministerio guiado por el Espíritu como para que ese mundo, esos ángeles y ese universo para los cuales somos espectáculo, entiendan que creemos en la evangelización.


Referencias:

[1] J.Herbert Kane, Christian Missions in Biblical Perspective (Grand Rapids, Mi. Baker Book House, 1976), Prefacio.

[2] The Ministry, dic. 1976, págs. 3-10.